domingo, 27 de mayo de 2012

Emplear, expresar el cuerpo, sin instrumentalizarlo


El encontrar las formas o las maneras de mostrar o “exhibir” el cuerpo en su contexto sexual o erótico, ha sido una preocupación, en los últimos tiempos, para los medios de comunicación, la publicidad, y en general este conjunto de empresas que yo llamo, comercializadoras de conceptos, que usan para su propio fin, tratando de encontrar en este, (el cuerpo en su erotismo y su  sexualidad) un lenguaje o expresión de enganche a los objetos o conceptos que manejan en masa,´´ la moral se centra en la conducta sexual, estableciendo una normativa estricta para cada género, en perjuicio del género femenino, pues los hombres lo toman más cómodamente y tienden a llamar bueno, no a lo que realmente lo es, sino a lo que desean´´1  es exactamente este punto de discusión y confusión el que ha creado en la gente en general, una forma de ver el cuerpo y su sexualidad de manera errada, mórbida y la encaminado hacia el tabú, (haciendo referencia, a este contexto social, pensado desde nuestra ciudad, ya que en otros países, regiones o culturas es diverso el concepto que sobre este tema se tiene), en donde el único lenguaje que ese lee del cuerpo y su intimidad se exhibe, en periódicos amarillistas, en comerciales o anuncios de marcas de productos, en películas rojas, en donde el principal producto que hace vender es el cuerpo.

 El sentido del respeto y la dignidad del cuerpo y su sexualidad se ha perdido, la ternura, el amor, el sentido de la propia intimidad comprendida como parte fundamental, sensible y normal del cuerpo como aspecto sexual y erótico, se ha extraviado por los limbos del comercialismo barato y sin sentido, del usar el cuerpo y sexualidad como un lenguaje errado, corrompiendo a una sociedad, que ahora solo ve en estas manifestaciones, el gusto visual del sexo por el sexo.
El sentido estético y moral de la relación de pareja, de la emotividad y la belleza del cuerpo masculino y femenino en toda su fragilidad y susceptibilidad, no solo física, sino espiritual, es una característica que el cuerpo no debería perder, por la corrupción de su imagen y su concepto; cada cuerpo expresa un sentir, cada acto consagra un ritual, y con esto crea un lenguaje que es universal y natural de cada ser humano, de cada pareja enamorada.
´´ El ser humano comparte con los animales de nivel inferior en escala biológica, la necesidad sexual y la búsqueda de la satisfacción, pero gracias a su cerebro evolucionado, el homo sapiens, capaz de conmoverse ante la belleza de una puesta de sol o ante una melodía de Mozart, ha agregado a esa pulsión, dos creaciones magnificas: el erotismo y el amor.´´2
Intentando dejar atrás los prototipos visuales, conceptuales que se tienen en general, que nos implantan las imágenes y las palabras del entorno, somos diferentes tras la pared, fuera del bullicio, del escándalo de la sociedad, vemos nuestro cuerpo, el de nuestra pareja como algo bello y natural, no tenemos un fin para estar con él o con ella, más que el propio amor, de los que nos encarna, la ternura y la pasión, afuera todos piensan y sienten diferente, pero a solas, por unos breves pero eternos instantes, comprenden lo que comporta su cuerpo, lo que significa su esencia, su desnudes, porque solo la entienden cuando la viven, no por el fin mismo de procrear, o del mero placer, sino por el de la unión del propio amor , de esa llama que proyecta ambos cuerpos en lo divino, casi se aparta de lo terreno, ya no es pecado, ni es vergüenza, ni depravación, en el erotismo, encontramos tantas maneras de ser, de amar y de vivir no aun cuerpo únicamente, sino a un alma que sentimos, que se funde con la nuestra.
 ´´ En el erotismo, la necesidad sexual se transforma en rito y ceremonia; el placer no sirve tan solo a la procreación  sino que es un fin en sí mismo. El erotismo es sexualidad socializada y  transfigurada por la imaginación y la voluntad del hombre. El acto sexual es siempre el mismo, en cambio el acto erótico tiene mil formas y lo inventa interminablemente la pareja: a veces es licencioso, a veces es represivo, a veces perverso, a veces hermoso, pero siempre es sexualidad sublimada, el erotismo permitió al hombre crearse un mundo aparte, con prácticas, ritos, ideas e instituciones que constituye lo que llamamos cultura´´3. El erotismo es la raíz del arte y se expresa desde las piezas olmecas, las pinturas de Goya, las esculturas de Rondín o los versos de García Lorca.
En tanto, como expresa Platón en su libro El Banquete, ´´Más adelante esta el amor, ese poderoso demonio, Es algo más que atracción por la belleza humana, es deseo de la belleza en sí; es algo más que placer, es felicidad; es deseo de tener siempre lo que se ama, aprender a venerar lo bello, lo justo, lo bueno.´´ 4 Lo que llamamos sexualidad genital es superflua y pasajera se agota en su propia ansia, en cambio el erotismo nos puede llevar a lo alto de la contemplación, al asombro y el descubrimiento de la belleza abstracta y a la esperanza, pero igualmente puede ahogarnos en la concupiscencia.

Lo que es el amor, la sexualidad y el erotismo, no deben ser comprendidos como sinónimos, se debe entender que estos al igual que muchos sentires, ideas, y preceptos, son particulares de cada época, cultura, creencias, género, edad o gente. En tanto a esto vale aclarar, ´´que cada grupo sociocultural es diferente a otro, en la misma dirección, se puede afirmar que el sentir erótico de cada pueblo es muy particular y en ocasiones claramente divergente, con el de otros pueblos´´5.

La sexualidad ha tomado a lo largo del tiempo, de las épocas y las generaciones diferentes rumbos, que se han orientado unos al libertinaje, a la censura, al amor libre, al pecado, por el comercialismo, por la depravación, todo esto instaurado por unas bases ideológicas, religiosas, rebeldes y publicitarias que ha manejado este tema tan privado y público hacia caminos inesperados y por qué no a veces equivocados, convirtiendo el código de este lenguaje en letra muerta. Es necesario recordar eso que sentimos, que expresamos, que tratamos de comunicar, con un simple gesto, una sonrisa, un beso, un acaricia, un encuentro, lo que trasmitimos y nos trasmiten, con ese cuerpo, que está lleno de emociones, sentimientos y sensaciones, ese éxtasis de ese amor, lejano de todo lo perverso que han creado los medios y las gentes, un cuerpo que siempre está comunicando algo, que siempre nos está recordando lo que somos, lo que olvidamos, lo que sentimos.

1-2 QUIJANO, Manuel, TOGNO Gabriel, 1996) “La Doble Llama de Octavio Paz”, Ensayo Editorial, pág., 1 y 3
3-4 PAZ, Octavio, 1993)  La Llama Doble, amor y erotismo, Editorial Seix Barral, Biblioteca Breve, pág. 11 y 13.
5 ROVEDA HOYOS, Diego, SALAMANCA, Yolanda, y HUGO SALAMANCA, y Víctor, El Valor de lo Erótico, Empresa Editorial Universidad Nacional, Aspectos socioculturales, pág. 16.

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